domingo, septiembre 26, 2004

A Cris

Cuando todo va mal,
cuando la vida te da la espalda
y tu corazón es ya gris,
de repente, como por encanto,
aparece una luz de esperanza,
aparece esa amiga eterna
que es capaz de llevar descalza
la cruz de tu soledad interna,
de tu angustia clavada.
Ella rompe la esfera fragil,
cristalina, de tu abismo con el mundo.
No cuesta tanto, pero hay que hacerlo,
y ella lo hace.
Ella me acompaña siempre,
está conmigo cuando todos se han ido,
y me escucha, y se ríe,
y me transmite su dicha.
Ella me consuela
y me ayuda a olvidar
los daños que otros me han hecho,
sumergiéndome en otra dimensión
donde las personas
me quieren por lo que soy
y no sólo porque suponga un interés.

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