lunes, abril 30, 2007

Buscadores de felicidad

Tú y yo. Almas gemelas aferradas a una amistad sin fronteras. Sin límites de ningún tipo. Un vínculo inquebrantable, eterno, más fuerte que ambos juntos. Que supera cualquier distancia, diferencia, morriña o tristeza. Siempre intacto, y cada vez más reforzado incluso. Alimentado de palabras que siempre significan más, de sonrisas provocadas telepáticamente, de canciones que encierran mucho más de lo que aparentan, de recuerdos imborrables. Descontar días nunca fue tan fácil como cuando nos encontramos al filo del mes de mayo que ansiamos desde hace demasiadas semanas. Y llegar a veinte o veintiuno hoy suena a Más.

domingo, abril 29, 2007

Y buscarte. Y encontrarte donde no esperaba. Y sonreírte. Que me sonrías. Saludos. Sonrisas. Y más saludos y sonrisas. Y pensar lo que me gusta de ti. Y hablar y hablar. Y no parar de hablar. Y contarte [parte de] mis miedos, mis anhelos. Compartir sensaciones, palabras, pensamientos y momentos. Planificar momentos importantes y banales contigo. Y tenerte a mi lado y dejar que corran las horas. Y entenderte. Y que me entiendas. Y por momentos no ser conscientes del espacio y el tiempo, simplemente centrados en lo que el uno y el otro decía. Y quedarme con una buena sensación de ser yo la que se marchaba. Y hablar de ti a todo cuanto me quisiera escuchar.

jueves, abril 26, 2007

Sensaciones de tarde

Y estar contigo finalmente. En una tarde de unicornios y vientos que mecen los árboles. Que compartas conmigo cómo te ha ido el día, las anécdotas más destacadas o simplemente como sobrellevas tus agobios. Y poco a poco acercar posiciones. Y tener más cosas de las que hablar. Quizás profundizar en una amistad que no esperábamos y sentir que es lo más grande aunque pueda saber a poco. Que aunque muchos no lo entiendan ha llegado un punto en el que prefiero mantener esto que tirarlo todo por la ventana. Porque sin pretenderlo has llegado a importarme lo indecible. Y quizás es por eso por lo que prefiero callar que no tenerte. Aunque me estremezca en soledad cuando recuerdo estos momentos, ver tus virtudes y defectos como parte de ti y querer descubrir más. Y no parar de hablar. Y hacerte protagonista indiscutible de todas las canciones que escucho. Y ver como el viento se calma, pero mi corazón no. Que mi escondite no es otro que tus brazos, por eso no puedo esconderme del todo. Pero me gusta la idea de que siempre acabas volviendo. Cuando menos me lo espero. Y siempre tendrás algo nuevo que contar.

Mejor contigo

Nueve cuarenta y uno. Y no apareces. Hay un autobús naranja en la calle principal y la sala se siente vacía. Quizás sea porque no llegas todavía. Mientras Ismael Serrano me susurra al oído algo sobre sus ventanas, yo miro a través de la que más próxima tengo, esperando verte cruzar. O que desaparezca ese autobús. Hay un viejo conocido que lleva un jersey rojo y recoge cuidadosamente sus papeles. Al marcharse saluda con un breve movimiento de muñeca y una media sonrisa. Los jueves saben a que la semana se acaba, aunque en realidad no sea sí. Las gaviotas se convierten en cigüeñas. Y El Sol se esconde tras nubes que juegan a ser grises. Y es que este año abril sabe a verano y huele a otoño. Y al final es verdad que mi capacidad de concentración depende de tu ausencia o presencia. Porque es cuando no estás, cuando más incapaz me siento de seguir. Y no dejo de buscarte en el camino que siempre recorres para venir a mí, en los rincones en los que siempre nos encontramos. Calculando la hora en la que vendrás, como sueles hacer siempre. Como suelo hacer yo cuando mis pensamientos te extrañan. Cuando tu recuerdo se apodera de ellos. Cuando no puedo evitarlo porque es demasiado tarde. Porque ignoré los consejos de quien me quiere bien porque no tengo autoridad sobre mis emociones desde hace siglos, por mucho que me empeñe. Yo no decidí perderme en ti, yo no quise caer. Pero es que hay ciertas cosas que ya no dependen de mí.

miércoles, abril 25, 2007

Tardes contigo


Recuperar momentos que no vivimos. Mirarte cuando te levantas y te vas, o cuando vuelves a donde yo estoy. Reconocerte en los versos de Benedetti que un cantautor quiso recitar para mí este miércoles. Resolver las dudas que tú tienes y yo desconozco. Que sean las cuatro o las cinco y estés delante de mis ojos. Sonreír sólo hasta cierto punto para que no sepas que si sonrío más es por ti. Y sentirme incapaz de no escribir sobre ti cuando eres tú el que envuelve mis días. Aunque nunca lo hayas sabido. Aunque lo callemos entre los dos. Aunque vivirlo sea una utopía.

Semana tras semana


Creo que ya no sé caminar si no respiro de ti. Cada semana sigues aquí y yo contigo. Curándonos los agobios, aferrándonos a sonrisas. Y empiezo a preocuparme también por ti, como ese alguien que ya es parte de mí, como si siempre hubieras estado aquí, como si toda la vida se resumiera en este último año en el que mis rutinas se amoldaron a tus ojos. Sin darnos cuenta, nos conocimos más de lo que hubiéramos esperado tiempo atrás. Compartimos más de lo que aparentamos. Y en realidad, no somos tan distintos, no lo somos. Al menos, empezamos a encaminarnos hacia un mismo modo de ver la vida, aunque mitad de las veces no te comprenda. Pero pacientemente descubro esa parte de ti que otros no imaginan, esa que desde un principio supe que tenías y quise alcanzar.

martes, abril 24, 2007

mañana

Las mañanas son distintas. Quizás porque ahora en ellas estás tú, dejándote ver sin pretenderlo. Con tu sonrisa de siempre, sean las nueve o las doce. No importa el momento, ni el día de la semana. A mí no me importa. Sólo me importas tú, aunque suene a exceso, aunque no nos lo creamos del todo. Porque hacía demasiado que no me acostaba con una sonrisa en los labios, que no despertaba con un pensamiento agradable. Y parte de todo eso te lo debo a ti, que hoy sigues aquí, endulzando mis horas que se alargan a tu lado. Porque no permitiste que me quedara sola cuando quise sentirlo así. Y no existen palabras suficientes para agradecer(te)lo. Así que me quedaré callada, observándote como cada mañana, encarrilando mis rutinas hacia cualquiera que sea nuestro destino.

lunes, abril 23, 2007

pletórica

Y sentirse feliz, como nunca antes, como muchas veces quiso estar y fue incapaz. Feliz, contenta. Sin motivos aparentes. Por el simple hecho de sentirse bien, consigo misma y con los demás. Por la plena satisfacción de comunicarse, de compartir bromas y sentimientos sin importar el tiempo o la distancia, cuando lo realmente importante en esos momentos es la complicidad que espontáneamente surge entre frases con más o menos sentido. Sentirse querida y/o apreciada a cada instante. Sentirse parte de algo que merece la pena conservar, aunque no vaya más allá. Porque lo que fue capaz de conseguir hasta entonces era mucho más de lo que nunca imaginó tener a su alcance. Quizás por eso aquella noche se despedía del lunes con la sensación de que la semana había empezado con el mejor de los pronósticos.

domingo, abril 22, 2007

Rosas [enagua]. Una mano que dibuja en el espejo las líneas de tus párpados. Un grifo que gotea. Tic, tic, tic. Pasan los segundos como resbalan las gotas por el desagüe. Ella mira a la lámpara, tiene la mirada fija en ella y ni siquiera es consciente de si está encendida o apagada. Se inventa cuentos de azucar que contar en la tienda de café del centro de la ciudad. Siempre quiso ser bailarina y se refugiaba en los restos de su habitación que recorría con sus pies [descalzos]. Ya no recordaba la última vez que su muñeca lucía un reloj o que su pie izquierdo era el primero en pisar el suelo. Su mano derecha siempre retorcía ese mismo mechón de pelo que siempre fue diferente al resto. El taburete está tumbado en el suelo y desde la ventana se ve una imagen de la calle retocada por su imaginación. Y en su rincón se sienta a pensar, a recordar tus ojos, a imaginarte en los abrazos que te quedan por darle.

noches

Perdida. Sin ti. Pensandote en cada rincón, en cada risa, en cada beso. En cada encuentro que imagino, en cada fotografía que dibujo. Haciendo del azabache mi color predilecto, y de tus ojos el destino de los míos.Que puedo querer perderme en otros brazos, pero nunca soy capaz de intentar conseguirlo. Porque siento tu presencia en tus ausencias. Porque pienso en ti demasiado a menudo.

jueves, abril 19, 2007

anochecer

Cuando los cielos se nublan y desaparece el sol me conformo con perderme en tus manos. En buscar tu mirada cómplice cuando se nos agotan los minutos, planeando trozos de un futuro inmediato que quizás aprendimos a compartir por necesidad o por no querer evitarlo. Y esperar que el día se vaya acabando, que se me borre la sonrisa estúpida de la cara cuando te despides de mí sabiendo que mañana te volveré a ver. Que no dejaré que pasen demasiadas tardes sin encontrarnos y reflejar en gestos lo que mis palabras no se atreven a pronunciar. Y me doy cuenta que empiezas a ser una inagotable fuente de inspiración en las rutinas que antes me ahogaban y ahora simplemente me dan la vida. Y mientras lo decidimos, seguiré coleccionando post-it(s) escritos a medias.

otro día más

Otro día más que te encuentro sin buscarte, o te busco inconscientemente. Porque ya no sé vivir mis rutinas sin tenerte. Reírnos en silencio disimulando. Buscar miradas sin ser muy conscientes de por qué. Gastar las bromas que todavía nos hacen sonreír. Ser incapaz de ver en tus defectos sino un motivo más para querer que no te vayas, que sigas aquí. Inventarnos nuevas muletillas o estudiar cuidadosamente cada uno de los gestos que reiteradamente muestras. Y consumo los minutos imaginando qué momentos de tus rutinas y las mías podemos compartir si algún día éstas adquieren el calificativo de nuestras. Porque quizás no merezca la pena dejar de soñar. Porque simplemente así puedo ser un poco más feliz. Con sólo soñarte y saberte cerca. Aunque ni siquiera puedas llegar a imaginarlo.

miércoles, abril 18, 2007

miércoles

Despertar entre caricias soñadas pensando en ti. Como cada noche y cada amanecer. Reflexionar sobre si debería ir a verte esta mañana o dejarlo correr. Buscar mi rutina en los sitios de siempre sin dejar de pensarte. Y de repente apareces, sin buscarte, y decides quedarte conmigo, enfrente el uno del otro y cruzarnos sonrisas, miradas y frases que no significan nada pero podrían significarlo todo. Mis manos disimulan sus temblores y mi nuca sus escalofríos. Me estremezco de arriba abajo sin que tú seas consciente más que de que estoy aquí. Mirándote. Mirándote. Y no puedo evitarlo [inevitable, inevitable, la palabra que más repiten mis sentidos estos días para intentar auto justificar este atrapamiento en que me hallo sin haberlo planeado, querido o decidido]. No puedo. Quizás porque inconscientemente siempre busqué a alguien como tú y ahora que te encontré no soporto tener que dejarte escapar. Y es por eso por lo que sigo atenta a cada uno de tus movimientos para que ninguno me pille por sorpresa. Para que la única sorpresa que puedas darme sea la que jamás serás capaz. Porque hay imposibles que no lo parecen, y los que parecen imposibles no siempre lo son. Y todavía no sé cual de los dos casos es el nuestro.

martes, abril 17, 2007

Hoy recordó cómo se sonreía. Como saltar los escalones de cinco en cinco. Y aprendió a cargar sus pilas al sol. A buscar su camino entre las margaritas deshojadas y la hierba fresca del campo en una tarde cualquiera de abril, como quien busca hojas de estrella. Y recordó que los tréboles que daban suerte tenían cuatro hojas, pero los de tres también tenían su encanto. Y acordándose de las palabras, la sonrisa, la mirada [...] del chico de rojo no pudo evitar seguir sonriendo mientras se perdía en las canciones de hoy y siempre de los chicos que se reinventan a si mismos. Porque en el fondo muchas de ellas también hablaban del chico de rojo, al menos cuando ella las escuchaba.

lunes, abril 16, 2007

Y sé que por muchas sonrisas que me hagan provocar ciertos encuentros mañaneros, o la insistencia de una cita prefijada, o un piropo virtual, no hay nada que aparte mis pensamientos, sueños y deseos de tus manos. Y no puedo evitarlo.

domingo, abril 15, 2007

Paseos al puerto. Mensajes sin alma. Buscar cualquier momento para recordar los buenos sentimientos. Saber inevitable el curso de los acontecimientos. No poder escapar de tus miradas.
Esta noche soñé que, por una vez, no era yo quien tomaba la iniciativa. Que por una vez, tú tenías la pelota en tu tejado. Pero sólo fue un sueño. Porque nunca fuiste capaz de cogerla y lanzármela.

viernes, abril 13, 2007

¿Qué le pasa al mundo?, se preguntó mientras se frotaba los ojos intentando asimilar toda la información que la superaba.
Y por primera vez decidió no intentar entenderlo.
Por primera vez se conformó con sonreirle a la vida como un viernes más, esperando ese momento en el que él la hiciera sentirse su Amelie, como siempre había(n) soñado.

miércoles, abril 11, 2007

Y pensar, un día más, que lo mejor que puede hacer es abandonar. Que si quisiera podría con todo, pero la desgana se apodera de ella. Porque hace demasiadas semanas que se siente incapaz, pensando que su vida exige demasiadas complementos de formación.

lunes, abril 09, 2007

Cuando la ausencia no se mide en tiempo sino en corazones. Los latidos jamás se extinguen a la vuelta de la esquina. La verdad se encierra en acordes que desafinan. Abril sabe a notas vacías, como las calles que aparecen en las canciones. Mañana los días podrían contarse en minutos, en la gente que escapa de la lluvia que ejercía como tapadera. Mis pies podrían llegar a la luna, la razón se esconde en mi voz. Tiemblas por tantos motivos, que el desorden es el que mueve los hilos. Porque la vida se agota cuando menos te lo esperas.

domingo, abril 08, 2007

La impotencia me supera en situaciones que no puedo controlar y me afectan directamente, aunque no sean de mi incumbencia. Tu ausencia en noches, mañanas y tardes como las de estos días es más acusada. La Pascua debería ser tiempo de alegría y no ver cómo se truncan las únicas rutinas que nos hacían sonreir y soportar el mundanal ruido.

Pascua

Hombre nuevo, hombre viejo. Resurgir del fuego. Compartir la luz. Comienzo de cero. Bendecidos con agua. Cánticos. Gloria, alegría y dicha. Risas y sonrisas. El paso de la oscuridad a la luz, de la esclavitud a la libertad, de la muerte a la vida. Y celebración.
No dejando que se trunque la mañana de Resurrección ...

viernes, abril 06, 2007

06/04/07 04:10 a.m.

Llegó a su casa antes de las cuatro, como estaba previsto. Su boca aún sabía a una mezcla de cervezas y chupitos de vodka negro, y sus manos aún sentían el tacto del pelo del chico adorable en sus dedos. Todavía resonaban en sus oídos los ecos de un concierto fugaz, pero cada vez más especial. Y su voz. Esa que, junto con su actitud, generaba las más sencillas bromas y/o juegos de palabras a los que ya ella se había acostumbrado. En la cocina todavía quedaba media barra de pan del país que rellenó con queso y esa mortadela que otras emplean para hacer empanadillas.
Y mientras masticaba no podía dejar de pensar(le). Sus ojos, su boca, su sonrisa. Cada palabra que habían cruzado esa noche. Y es que cada vez que se cruzaban se imaginaba cómo sería todo con él a su lado, porque sentía que verle significaba caer una y otra vez en ese estado de atrapamiento contra el que, aunque a veces no lo pareciera y muchos no lo creyeran, luchaba cada mañana. Pero sabía que era superior a ella, que existían cosas inevitables. Y quizás [quererle], aún siendo un error, fuese una de ellas.

jueves, abril 05, 2007

Nunca fue fácil echar de menos, ni aún siendo santa la semana. Nunca escogió refugiarse en la ausencia de descanso ni en la de ocupación para no pensar en los motivos. Nunca quiso caer irremediablemente en las redes de una pasión escondida que sólo salía a flote en miradas y silencios, y en las palabras que en lugar de pronunciar, guardaba para transcribirlas al llegar a casa.
Buscar la felicidad en la creación de sonrisas. En los reencuentros más esperados e inesperados o en descubrir el porqué de una fecha de cumpleaños. En escoger cuidadosamente qué regalo es apropiado para cada persona o escuchar a la gente filosofar sobre las lágrimas de la virgen. Que me reconozcan por los ojos o un mensaje de nostalgia desde una isla mediterránea. En pensar en ti por mí misma o porque me obliguen ciertas canciones. En la dedicatoria más esperada de la canción más deseada.

martes, abril 03, 2007

Porque hay días en los que tiraría la distancia por el hueco del ascensor y necesito abrazarte de la mañana a la noche. Porque no soporto no saber que decirte cuando las cosas van mal, o no encontrar la manera de hacerte entender que te comprendo a la perfección. Porque si hay que emocionarse por lo que nos queremos, prefiero hacerlo juntos. Pero todavía nos quedan 47 días para que así sea. Porque echarte de menos nunca fue nada fácil.

lunes, abril 02, 2007

Compartir contigo mis frustaciones. Sentirte cerca. Que me quede [en ocasiones] sin palabras cuando te encuentro de repente y que me cueste expresarme al tenerte enfrente. Y con una sonrisa me digas que no me entristezca.
Si supieras que para que sonría me bastas tú.
Por los días en los que siente que está perdiendo el tiempo, que no será capaz, que en realidad invierte horas en algo que no le va a servir de nada y además ni siquiera le gusta o le llena. Por esos momentos en los que se distrae imaginando una vida que nunca fue capaz de atrapar con las yemas de los dedos. Por los días en los que ahoga las penas en tequila o cerveza.