sábado, septiembre 18, 2004

24/08/04

Una emisora de fondo
libros esparcidos por mi cuarto
un frio suelo y blancas paredes.
Bolsas vacías de papel
y viejos recuerdos olvidados.
Muñecos testimonio
de una no muy lejana infancia
y un viejo Amstrad
con el que soliamos jugar de niños
en las oscuras tardes de invierno,
con un guerrero y un enano
aiados con un par de ladrones.
El ambiente de la habitación
no es el mismo de ayer.
Un reloj de una vieja conocida
me recuerda a un grupo
que ya no existe, que acabó mal.
La funda de la máquina de escribir
y la bolsa de mis patines
me preguntan qué ha sido de ellas.
Los cimientos de una silla
esperan reconvertirse en ella
mientras en el cuarto del fondo
una inacabada casa de muñecas
continúa olvidada desde hace años.
La vieja colcha de mi cama
luce como nueva en esta habitación,
y libretas y libretas
guardan en si
largos años de intachable educación
que quedó olvidada de por vida,
que murió sin decir adios.

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