No soporto estar sola. No me gusta refugiarme en esa soledad que construí años atrás. Quizás porque me recuerda a cuando la soledad no era voluntaria, no fue algo que escogí sino que la vida me obligó a vivir a fuerza de ostias en la nuca. Arrastrar los pies ya no me lleva a ninguna parte. He decidido que a partir de mañana caminaré en espiral de puntillas, sí, pero sobre la arena.
2 comentarios:
"Le costaba un mundo enamorarse, pero cuando lo hacía le duraba varias vidas", del texto anterior. me ha encantado.
burra
no estás sola
ni fisica ni mentalmente sola
hoy nos xurrascamos juntas!
sola dice....
ains...
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