Solías sentarte enfrente en las mañanas en las que me faltaban las palabras, y también en las tardes que me sobraban. Las semanas pasaban y las rutinas se apoderaban de nosotros. Siempre había algo que nos hacía pensar que no todo iba bien, pero al fin y al cabo, nos tuvimos el uno al otro para no perder la capacidad de sonreír. Y eso es algo que mis manos no han dejado de echar de menos.
2 comentarios:
uhm.
sí, sólo uhm.
que sepa usted que durante unos días no le escribiré debido a mi inminente viaje a la capital.
Madrid y su calor me esperan y me envolverán hasta el lunes.
Que les vaya bien.
Ole.
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