jueves, enero 27, 2005

....Mis manos desprenden aroma a jabón y rozan mi vieja guitarra, intentando reproducir canciones aún no inventadas para ti. Mi guitarra, vieja amiga, te queda tanto por andar colgada a mi espalda...
Las semanas pasan inalterables y en el ambiente solitario de mi razón recibo la visita de las risas de todos los días que paso junto a ti. Una silla vacía en mi cuarto espera que la ocupes tú; y mientras yo intento respirar sin ti, sin ganas de ver una cara que no sea la tuya, y mi pierna se mueve impaciente, esperando a que llegues.
Quiero despertar sintiendo los aromas que desprende tu pelo y tu piel al rozar la mía. Eso ya sería suficiente para mí. Anoche un taxi me alejaba de ti, de tu pial y no supe pararlo a tiempo. Quizás fue el miedo el culpable, pero nadie lo sabe. Fueron reflexiones sobre una visión fugaz, el tacto de terciopelo de tu piel al roce de mis manos. Sueño, imagino, me siento una reina en tus brazos, esperando a que amanezca rodeada de ti. el sabor a sal impregna mi boca, como aquel día que me abrazaste en la playa, junto a ese mar que jamás podré olvidar. Simplemente sueño.
Me comporto como la novia que nunca fui y la dureza de tus recuerdos me causan dolor aunque no lo escoja. No es mi decisión, ni la tuya, ni la de nadie. Cada vez que miras atrás las gotas de agua caen sobre los charcos que dejaron el deshielo y la tormenta estancados entre tu y yo...

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