sábado, enero 29, 2005

....Las hojas no volverán a la vida hasta que muera el invierno, sólo mi Soledad las podrá pisar. Los sonidos de este tiempo retumban en mis oídos una y otra vez, el recuerdo de otra vida se bebió el veneno que dejó las heridas secas. Dije adios a la desconfianza, abrí los ojos y empecé a vivir.
Esta noche comenzó un nuevo día. Si hoy vienes y te acuestas junto a mi, te sorprenderá ver crecer el brillo de mis ojos mirando al cielo, abrazada a ti, a través de mi ventana. No puedo ofrecer más que el corazón completo de una chica que podría pasar una tarde entera acariciando tu pelo, aprendiendo a escuchar tu respiración, asomándome a tu mundo, dando vueltas en un carrusel persiguiéndote. Duerme conmigo, despiértame con una caricia, con un beso. Pues tú arrancaste la espina de mi costado que tanto daño me hizo. Sálvame de mi misma y de los demás. Abrázame como ayer lo hiciste, cada día de una nueva forma. Entra de puntillas en cada verso que escribo sobre ti y aprende así a entenderme, pues son mi manera de recordar y olvidar. Me queda mucho que decir cada vez que pienso en ti, pero no puedo. Interminablemente exiges una respuesta a tus dudas, sin pensar en que también existen las mías. Creo en la magia que desprende tu mirada inagotablemente al hablar conmigo. Confiaste en que el amanecer haría rodar el vaivén de nuestra historia, que habia aguantado quieto por muchos meses, desesperadamente hacia ti....

No hay comentarios: