viernes, abril 06, 2007

06/04/07 04:10 a.m.

Llegó a su casa antes de las cuatro, como estaba previsto. Su boca aún sabía a una mezcla de cervezas y chupitos de vodka negro, y sus manos aún sentían el tacto del pelo del chico adorable en sus dedos. Todavía resonaban en sus oídos los ecos de un concierto fugaz, pero cada vez más especial. Y su voz. Esa que, junto con su actitud, generaba las más sencillas bromas y/o juegos de palabras a los que ya ella se había acostumbrado. En la cocina todavía quedaba media barra de pan del país que rellenó con queso y esa mortadela que otras emplean para hacer empanadillas.
Y mientras masticaba no podía dejar de pensar(le). Sus ojos, su boca, su sonrisa. Cada palabra que habían cruzado esa noche. Y es que cada vez que se cruzaban se imaginaba cómo sería todo con él a su lado, porque sentía que verle significaba caer una y otra vez en ese estado de atrapamiento contra el que, aunque a veces no lo pareciera y muchos no lo creyeran, luchaba cada mañana. Pero sabía que era superior a ella, que existían cosas inevitables. Y quizás [quererle], aún siendo un error, fuese una de ellas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

es inevitable, sin duda. esto no para, esto va a más, esto t va a matar.
gracias por la mención a mis empanadillas. t kiero grupie d mierda.

Anónimo dijo...

y después a dormir.

conozco la sensación.

Anónimo dijo...

A-T-R-A-P-A-D-A

bien, el primer paso es admitirlo, el segundo es darte cuenta de q es asexual y q no vale la pena pensar(le)tanto.

tontita, molan mas los baterias :) lo sabes...

un beso, grande grande grande