lunes, abril 23, 2007

pletórica

Y sentirse feliz, como nunca antes, como muchas veces quiso estar y fue incapaz. Feliz, contenta. Sin motivos aparentes. Por el simple hecho de sentirse bien, consigo misma y con los demás. Por la plena satisfacción de comunicarse, de compartir bromas y sentimientos sin importar el tiempo o la distancia, cuando lo realmente importante en esos momentos es la complicidad que espontáneamente surge entre frases con más o menos sentido. Sentirse querida y/o apreciada a cada instante. Sentirse parte de algo que merece la pena conservar, aunque no vaya más allá. Porque lo que fue capaz de conseguir hasta entonces era mucho más de lo que nunca imaginó tener a su alcance. Quizás por eso aquella noche se despedía del lunes con la sensación de que la semana había empezado con el mejor de los pronósticos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

no sé q está pasando
pero estoy contentísima de poder leer algo así