viernes, junio 01, 2007

Ella creció rodeada de gente pero construyendo su propia soledad. Encerrada en su burbuja donde solía llorar cuando nadie la veía. Nunca fue muy dada a besos ni abrazos. Le sobraban, le faltaban. Un día alguien le enseñó a necesitar cariño. A necesitarlo de verdad. Y no supo volver a vivir sin abrazos, ni a sonreír sin un beso. Aprendió a decir te quiero sin temblar, y a repetirlo sin que sonara a gastado. Y los días en que sus ojos no brillaban del todo, al final se sabía feliz, porque su fuente de caricias perpetua estaba a su lado, sin permitirle jamás que se sintiera caer.

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