No me canso de buscarte inconscientemente, de evitarte premeditadamente, de tirar y aflojar la cadena de nuestros encuentros fortuitos. ¿Quién dijo que el olvido fuera fácil, que bastaba con pronunciar un “ni siquiera quiero saber si te quise” para cerrar de golpe todas tus puertas? Suelo reconocerte en cualquier gesto o rutina que pudimos compartir. Y sé que no debería hacerlo.
2 comentarios:
efe...me exiges demasiado...¿no ves que estoy al borde del suicidio?
espero que valores la atención que te presto...espero que la valores!!!
y no me distraigas a la niña, coño!!
que tiene que estudiar!!!
yo no la distraigo no
es ella q miente más que habla
... no se me estrese usted
suerte!
Publicar un comentario