sábado, junio 16, 2007

La lluvia golpea el cristal. Llueve “miudiño” y el cielo gime, carraspea. La noche no llega a pesar de todo, los minutos pasan. Y nunca pasa nada. Al menos no a ella. Nunca. Descalza, imagina cómo será eso de ponerse el mundo por montera. Todos piensan que está harta de hacerlo, pero en realidad jamás fue capaz. Hoy más que nunca se siente encerrada en si misma y en su propio universo. Tiene recuerdos borrosos que empañan el cristal. Sí, no es la lluvia lo que le impide distinguir las ramas de los árboles. Son sus rizos húmedos recién lavados, su olor, su sudadera de rayas, su sonrisa … que han decidido no marcharse del todo. Ella procura no morderse las uñas sin demasiado éxito. Los ojos se le humedecen. ¿Cuánto va a costarle esta vez el olvido?
Tiene la sensación de que va a necesitar hipotecar su corazón durante demasiadas lunas.

3 comentarios:

Wendy dijo...

[Muak]








Y solo se oyó un beso en el vacio de la inmensidad.

Anónimo dijo...

...


putos rizos (diminutos) y puta sudadera d rayas. píntate las uñas y cambia d mesa.

t kiero tonta

Anónimo dijo...

uhm, el olvido.

me temo q nunca llegará al olvido.

se quedará en el recuerdo, pero con algo aprendido.