Y sin avisar, he vuelto a ser una quinceañera atontada, como quien tiene una primera cita y no sabe si combinar los zapatos con el bolso o con el sombrero, o con las dos cosas, o si en realidad eso va a servir de algo. Con la ilusión de la juventud extrema y la sabiduría de los inicios de la madurez. Y pensando en todo lo que me queda por vivir y en lo que ya he vivido y lo que no fui capaz. Y sonrío ... sin poder evitarlo.
1 comentario:
recupera otra porque se que no te gustan nada pero nunca me cansare de darte premios aunque no te gusten y este te va que ni pintado espero que te guste...
muchos besitos y sigue recuperandolas cuan quinceañera
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