Tengo las manos frías
y me sonrojo con facilidad.
No me gustan las mentiras
y sólo sé sonreír de verdad.
Y a veces compro regalices para regalar
y miro en los escaparates reflejos de felicidad.
Siempre me muerdo las uñas
y leo poesías en algún bar.
Endulzo la vida sin azucar
y ya no me cuesta improvisar.
Y a veces miro de reojo a ver si te veo pasar
y a cada paso que voy estoy aprendiendo a volar.
Y además soy la chica que se duerme en el autobús de las cuatro.
1 comentario:
pues adoro a esa chica
y eso que nunca la he visto que contradicciones tiene la vida...
alguna vez me gustaria...ver a la autora de tan magnificas palabras...
muchos ebsitos
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