Solía llevar gafas oscuras y muy grandes para ocultar sus sensaciones a todo aquel que quisiera aventurarse a adivinarlas. Y callaba. Callaba demasiado. Tanto que cuando su paciencia rebosaba el límite de lo permitido, la situación le desbordaba. Y entonces todo dejaba de tener sentido. Porque se pasaba la vida buscando un equilibrio que empezaba a dudar de que en realidad existiera. Y terminaba siempre odiándose a sí misma. Porque siempre había detestado la cobardía. Y sin embargo, siempre le había faltado valor para ser ella misma.
1 comentario:
Y un día encontró el valor y empezó a volar y llegó tan alto tan alto que no quiso volver a aterrizar
Bs
Pilar
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