lunes, agosto 25, 2008

¿Sabes?

Tengo la mala costumbre de ser de efecto retardado para algunas cosas importantes. Y de tener la tripa sensible o frágil o no sé cómo denominarla. Y todo lo que me afecta acaba dando vueltas por ella. Hoy he sido incapaz de cenar. Quizás porque me ha costado unas diez horas asumirlo. Y una vez asumido, se me ha cerrado la boca del estómago. Creo que hacía demasiado tiempo que no ocurría. Tanto, que ni siquiera recuerdo que me hubiera pasado antes. Pero seguro que ha sido así. Con mis ganas de comer se han ido también mis sueños e ilusiones. Y ahora ... ¿qué me queda?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nos queda el presente, que ya es suficiente, y no nos debe faltar.

Nos queda la suerte, que si se balancea un poco nos puede tocar.



(ánimo)