sábado, febrero 24, 2007

Nunca fui amiga de las despedidas, y sentía que esta vez la necesitaba. Pero tuve que aceptar el hecho de que tú no serías capaz de soportarla. En realidad, tampoco yo habría sido capaz, pero quería haber tenido la oportunidad de comprobarlo. De decir tantas cosas que me hicieran darme cuenta en el momento que no te iba a volver a ver en demasiado tiempo, no mucho, pero suficiente para que las lágrimas que llevo vertiendo una semana a mi almohada volvierán a aflorar de mis ojos. Sé que no hubieras querido verlas de cerca, ni yo que las vieras, pero ambos sabemos que hubiera sido inevitable. Y ahora fluyen por mis mejillas, porque indudablemente no podían permanecer ocultas en los rincones de mi alma por demasiado tiempo. Y sé que no me crees del todo cuando te digo que me perderé sin ti en mis rutinas llenas de desgana, esa misma que llevamos meses compartiendo entre risas y abrazos, y ahora me siento terriblemente sola. Aunque sepa que no lo estoy en absoluto, pero sabes que hay cosas que no puedo evitar. Soy incapaz. Y tú lo sabes, porque me conoces a día de hoy mejor que nadie, aunque muchas cosas me calle. Y recordaré cómo me preguntaste por qué pensaba que te iba a echar de menos y que después de razones sin sentido que parecían demasiado obvias me recordaste que los sentimientos irracionales no podían explicarse. Y te confesé que no tenía ningún motivo para echarte de menos, porque los tenía todos. Y sonreiste porque eso significaba que te quería. Y eso era algo que yo ya sabía. Pero al parecer, tú necesitabas saber que seguía siendo así, aunque te alejaras un tiempo. Y volverás tras tres meses de distancia, y todo volverá a ser como antes. Estoy convencida de ello. Sin embargo, no me pidas que sonría hoy, porque siento que al irte tú, se me va media yo. Y siento un vacío que irá aumentando conforme pasen los días, y que nada hará que se encoja.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

creo q t sientes muxo mas rota d lo q yo m puedo imaginar. no sé como animarte, porke tp sé hasta q punto d. t completa. no podré rellenar ese hueco durante estos tres meses, es evidente, pero sí puedo mantener tu cabeza ocupada o hacerte reir, para que poco a poco saltes los días.
cuando diego se m fue pensé q m moría, pero ya ves q alfinal volvió, y aunque lloré muxo, y m sentí abandonada, lo superé.

aquí estoy, esperando tu silbido.

Anónimo dijo...

tres meses se pasan en un suspiro...y además estoy seguro d q habrá gente dispuesta a intentar q ese suspiro se haga realidad.

realmente lo creo.

ánimo.