Tú

Y ahora eres Tú. Sí, Tú. Tú, el que me quita el sueño, y a la vez el mejor lecho donde acostarse. Tú. Tú y esa mirada penetrante que profundiza más que ninguna otra supo hacerlo nunca. Sí, Tú. Tú y tus manos, Tú y tus labios. Tus brazos, mi hogar; tus besos, mi alimento. Tu piel, parte de la mía. Mi piel. Tu piel. Y Tú. Tú y esa forma que tienes de poner mi mundo patas arriba, Tú y esa forma que tienes de mirarme que despierta una espiral de pasiones en mi interior que salen a bocajarro de mi boca. Tú, diana de todos mis dardos, de todos mis pensamientos, de todas mis paranoias. Tú y esa forma de hacer que cada día me despierte con una sonrisa en los labios, echándote de menos, deseando ver tu cara, abrazar tu cuerpo, sentir tu aliento y escuchar de tu boca un susurrante: Buenos días, princesa.