domingo, febrero 13, 2005

Tu piel,
tersa, suave...
deja que la acaricie
como ayer lo pude hacer,
deja que la mime
como tu mimas la mía,
o quizás era al reves...

Un amor que jamás crecerá
pues no le dejan ni nacer,
que nunca será fuerte,
que no podrá tomar color,
que jamás creará su propio mundo...

Tu cara, la mía
doradas por el sol
tostadas por la brisa.
Hablar, hablar;
nunca me cansaría
de hablar contigo,
tu conversación
es la que me da vida.
Me siento bien a tu lado,
siento que eres como un sueño,
siento que no puedes ser real...

Necesito que estés
cuando las cosas van mal,
y siempre estas,
siempre a mi lado,
un hombro húmedo
en el que sostenerme,
saliendo al paso del dolor
con tu innata improvisación.
En mi bolsillo
a penas encuentras unas monedas
con las que pagaré
el pasaje a tu corazón,
montados en barcos de papel
que surcan el oceano de tus ojos.
Un hogar en que vivir contigo,
juntos, sin preocupaciones,
sólos tú y yo, juntos y sólos.
El tiempo borró una vez
una mala sensación,
y me hizo recordar despues
todo lo que por pensar en ti
un día abandoné.

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