lunes, marzo 14, 2005

Ensueño

Como un jueves cualquiera, como tantos otros ya vividos, encerrados en el mismo edificio de siempre ocultándonos de un soleado frío invernal. La noche llegará, como llegó la de anoche, y con un par de copas en un extraño salón olvidaremos aquello que nos preocupa. Hablar...cada día nos cuesta más, cada instante es aún más difícil que el anterior.
No dejes que esto nos afecte, cuida de mí mientras yo hago como que cuido de ti; porque en realidad soy yo la que más necesita que la cuiden, aunque lo oculte. Supe cerrar las puertas que no tenían nada que ofrecerme. Y sólo una, entreabierta, es la que me puede desviar de mi camino hacia mí misma...
Y de nada sirve ya llorar, no podemos recrear lágrimas que ya hace mese se secaron. Y en el amanecer de mañana bailaremos descalzos por la soledad de las calles. Y en un portal, lejos de aquí, nos separaremos sin mirar atrás, abocados a una despedida irremediable. Ni tú estarás más conmigo, ni yo contigo; las noches no serán como ésta, no será como hasta hoy.
Caeremos los dos al suelo, inevitablemente, pues ambos somo ya incapaces de sostenernos sin apoyo. Un nuevo invierno se cernirá sobre nuestro mundo , querremos dormir y no despertar, tirar la llave que abre el candado que guarda nuestra consciencia. Y yo lo sé, aunque tú no estés seguro. Pero yo callo; callo y prometo no hacerte ver lo que no seas capaz de entender.
Me quedaré sola, pensando pensando en que pudo ser si hubiera hablado, si no me hubiera tirado en marcha de tu coche en aquella plaza cuando me dio miedo encender la vela que iluminara nuestro camino. No quise ser yo, no pude no serlo...un golpe para ti, un golpe para mí. Y todo por mi causa. Me encuentro hoy aquí, escapando de la realidad, ante un papel en blanco donde plasmar tormentas de ideas y sensaciones. Es más cómo no pensar y creer que nada ha ocurrido.
Quizás sea así. Quizás sea cierto que ya nadie me acompaña, porque nunca lo hizo. O quizás sea yo quien te acompañe en tus pensamientos, aunque tú no lo sepas, aunque yo ni lo imagine. en silencio, sólo una sonrisa podría pedir perdón. Bajo el sol de febrero, como una niña perdida en un barco hacia su libertad y confusión, aquí sigo yo, sin ti, junto al mar.
Y te observo al bajar la escalera hacia no sabes dónde, mientras nuestras almas tristes se miran y se ignoran; pues no saben actuar sin nosotros. Quisiera soñar despacio, como hasta hoy lo hice. Cuando nos demos cuenta, un cielo sombrío nos envolverá, provocando un sincero guiño entre los dos, haciéndonos recordar que estamos aquí, aunque no lo estemos.
Pues nadie sabe ya cuántos días han pasado desde la noche que viene, ni cuánto tiempo han sobrevivido mis miedos sin tus ojos; si cuando te conoci había aprendido a jugar con mis pensamientos, o si tu mente se olvidaba de bostezar al dibujar con tu mano mi silueta. Y en un rincón de mi Soledad, sigue siendo hoy igual que ayer, sigues siendo tu el mismo que otros anteriores.
Una palabra amarga tapa esa mentira que nunca quisimos pronunciar, y ese vestido que me robaste jamás lo volveré a poner. Desde la playa envías tus cartas a mi memoria, yo sigo sin saber qué hacer, tus recuerdos vuelven a mis labios cada anochecer azul. Imaginé historias que nunca existieron en tu mente, que se cerraron al escuchar un final prohibido. Recordaré siempre ese café que se nos olvidó tomar mañana, en el que planear futuras tardes salpicadas por momentos mágicos, como un otoño en Madrid.
No puedo evitar verte, a pesar de todo, siempre con una sonrisa, mirándome como esta noche, y haciendo el loco; queriendo ser esa luz que alumbra mis frases mudas. Tú, mi poeta de la vida, capaz con una llave de judo, de hacer una declaración de inteciones a las vida. ¿Para qué engañarse, si sé que nunca más querré así? La realidad es como el cine, y entre nosotros no transcurre un largometraje lineal. Sentada en mi cama, con tu luz en un bolsillo intento imaginar una flor cuyo olor me recuerde a ti, a tu gesto elegante...al daño que me hace que hayamos olvidado el próximo mayo secreto que abandoné a la suerte de nuestra razón. Tu intuición vigila, tu voz me hipnotiza, tus ojos me hacen volar.
Como el viejo cuento en el que la Luna es un regalo, símbolo de adoración asi veo yo tu mirada. Tres días después de la no despedidatras vasos de ron y tragos fugaces, estamos con el mismo cuento de siempre. Tú, yo, yo, tú. Mi vida es tuya, absolutamente tuya; lo que tú digas es lo que terminaré aceptando como dogma de fe. Existe un ángel entre nosotros que nunca intentará penetrar en nuestros oídos disfrazados de sueños.
Acostado a mi lado, respiras pensando en lo que puede ser, ilusionándote sin esperanzas lejos de esta habitación, buscando un beso que no escontrarás donde duermen mis caricias. El reloj detuvo el tiempo que pasamos juntos, mientras tu carita dormía en mi hombro, tirados en un sillón no extraño. Tú leías en mis ojos las palabras que no eras capaz de pronunciar, revolviendo en mi amor buscando una salida a tu dolor, pero no en mí.
Me gustaría haber sido capaz de darte de beber el licor de mi boca en tus labios e ir a pasear en vueltos en un abrazo de crista; emprendiendo un viaje interminable con destino a las estrellas, allí donde el valor nos despierta en la vida que nosotros escojamos. Y te cantaré al abrigo de los años, que con tu voz por bandera llegaremos hasta el fin. Somos y seremos amigos de las pasiones que nos quedan por conquistar, por inventar. Y celebrando la intimidad que nunca llegamos a tener, compondremos un himno a la suerte, que nerviosa, no cesa de darle cuerda al reloj de la lluvia para que aleje de nosotros la tormenta que destruyó nuestro ayer. Te llamré algún día, antes y después de verte marchar, para hablar contigo, para decirte: párate aquí, túmbate hacia atrás, cálmate, amor, que estoy a tu lado.
[LODVG, y tú]

No hay comentarios: