Parece que con esto del cambio de década es de obligado cumplimiento eso de echar la vista atrás. Los informativos y otros programas de reportajes se han dedicado a resaltar en los últimos días los momentos más destacados de la última década. Yo, por mi parte he hecho lo propio. Y qué mejor manera de hacerlo que releer uno a uno los escritos de este mi rinconcito particular. Bien es cierto que este blog nació a mediados de 2004, pero he recogido en él escritos desde 2001, es decir, el principio de la década. En unos pocos días he recordado cómo pasé de la adolescencia a la juventud sin a penas darme cuenta. No puedo marcar un momento, un sólo punto de inflexión en el que me volví adulta de repente. Ha habido varios momentos claves, varios corte y edición, varias caídas con sus correspondientes levantamientos posteriores. Cabeciña Tola me llamaban, y estaban en lo cierto. Quizás por eso decidí llamar así a este sitio. Quizás por eso, nunca he dejado de serlo del todo. Pero esa locura tan mía, ha dejado de hacerme daño, se ha convertido en la locura más sana que podía haber imaginado. He vivido mucho en estos 10 años, de hecho, he vivido todo lo que cabría la pena destacar de mi vida. Cómo darme cuenta de que no era una niña y comerme con patatas un puñado de malos ratos. He perdido tanto, he ganado tanto; pero sobre todo, he aprendido tantísimo que parece que en vez de 10 años hayan pasado 20. Pero sin dudarlo, me quedo con lo bueno. Todo lo que he perdido de verdad, he llegado a la conclusión de que no merecía la pena conservarlo, pues de ser así, habría vuelto a mí. Así que, casi sin darme cuenta se ha evaporado, los malos recuerdos deben ser efímeros. Me quedo con las sonrisas, con los abrazos, con los amigos que he ganado en estos años, con los que no he perdido nunca. Y sobre todo, si me tengo que quedar con algo de esta última década .... Me Quedo CONTIGO.
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