jueves, septiembre 10, 2009

BipolaR

Y en un instante caigo del cielo al suelo, y al siguiente vuelvo a echar a volar. Y es que por mucho que digan que a lo bueno se acostumbra uno en seguida, en realidad, no es fácil acostumbrarse a eso que llaman felicidad, a que esté todo bien, a que no te hagan daño, a que te quieran más que a nada. Y surgen de nuevo las dudas, la desconfianza en mí misma. Los altibajos, sonreir y tener ganas de llorar. Y a pesar de todo, de esas dudas, de las mil vueltas que da mi cabeza, de las sonrisas y las lágrimas, de los agobios, de las ganas y las desganas, a pesar de las esperas, del día a día, de los silencios y los stops ... merece la pena seguir levantándome cada mañana creyendo que mi primer pensamiento del día lo dedico a quien me dedica su primer pensamiento del día. Y no dudarlo ni un instante.

1 comentario:

LaCaja31 dijo...

dudar es de débiles

Y si no, siempre estará el cara o cruz ;-)