martes, septiembre 16, 2008

Sonrisas, distancias & promesas

Es evidente que desde hace unos tres años me paso las distancias por el forro de la chaqueta, pero de vez en cuando no viene del todo mal recordarlo. No estoy bien, no puedo estar bien del todo hasta que supere esto. Y yo lo sé, y tú lo sabes, y hay otras personas que lo saben. Y hay personas que lo intuyen, que lo sienten de cerca, pero lo impresionante es quien se da cuenta a cientos o a miles de kilómetros de distancia por mucho que yo me emperre en ocultarlo.
Anoche estaba llorando y F. me hizo reír desde el centro del país. No sólo sonreír. Me hizo reír, entre lágrimas amargas fui capaz de reírme. Aunque fuera a base de chistes malos. Y lo hizo porque se empeñó en hacerlo. Porque está convencido de que sigo siendo yo, aunque me cueste salir de esta espiral. Porque dice conocerme y no soporta verme así. Le quise tanto. Y le sigo queriendo, obviamente. Fue a la persona a la que más quise antes de conocerte a ti. Y a pesar de todo, olvidarle y seguir queríendole de esta manera fue mucho menos duro de lo que se me antoja contigo. Quizás porque pasó cuando tenía que pasar. Quizás porque no había llegado tan lejos mi entrega. Y pensé que sí, que él y yo nos merecíamos que volviera a ser la que fui cuando él me conoció.
Y después de reír y de proposiciones que no terminaban de cristalizar M. dijo que me haría espabilar desde el otro lado de la ría. Y me contó pequeñas historias que me hicieron sonreír, y me habló de su pequeño y su uniforme de escuela y sentí una especie de pequeñita ilusión que no sentía desde hace demasiado.
Y un ratito más tarde P. me habló desde el otro lado del charco. Y notó que no era la misma de siempre. Empezó diciendo que le costaba hablar conmigo porque me echaba tanto de menos que se emocionaba. A esas alturas yo ya lloraba como quien se muerde las uñas, y no podía parar. Y no quise hablar porque no quería entristecerla, porque estaba demasiado lejos como para verme y saber cómo estaba yo en realidad. Pero finalmente fue inevitable. Porque cuando creas un vínculo de ese modo con unas personas, acabáis conociéndoos hasta tal extremo que resulta imposible mentir, engañar, ocultar o simplemente no ser totalmente sinceras. Y me hizo una promesa e hicimos un trato y yo le hice otra promesa.
Y me sentí tan querida, y recordé también que tú me querías tanto que no podía seguir malgastando mis días compadeciéndome de mí misma. Pero sigue siendo tan difícil ... sobre todo ahora, que Tú te vas.

3 comentarios:

Aniña (@vampyevil) dijo...

buff!!!
intentalo...

Unknown dijo...

... sí sí sí.
... me uno a Ana. Venga!!

Mil y pico besos
Pilar
Cerezas de Tul

^-^ MiMi ^-^ dijo...

Hay personas con las que creamos lazos sinceros, y profundos. Y no vale la pena intentar engañar, mentir, o no ser del todo sinceros. Primero, porque sabes que no puedes, ellos te ven como un cristal transparente, y segundo, porque son ellos los que normalmente nos "salvan" y nos enseñan a tiempo que el abismo está a la vuelta de la esquina y que tenemos que echar de nuevo a volar antes de caer..

Besines!