No deja de sorprenderme que tengas esa capacidad de detalle para conmigo. Tú que llevas por bandera el déficit de atención a su máxima expresión.
Y te fijas por ejemplo, en que cuando cenamos en el chino siempre hay un momento en el que dejo de comer porque no puedo más, y después de un rato de apacible charla vuelvo a picotear más por gula que por necesidad. O cuando compartimos mesa de estudio en la biblioteca, que es cada día, y me levanto a llenar el botellín de agua o a lo que sea que me levante y meto la silla para dentro.
Son manías que tengo y no me doy cuenta.
Y a ti no se te escapa ni una.
Como la de que suspiro demasiado a menudo.
Pero de esa sí soy conscientey no es precisamente una manía
sino un acto involuntario que surge más de ti que de mí.
1 comentario:
Gracias por comentar siempre guapa!!!
Sigue escribiendo, que escribiendo se purga el que lee y el que escribe.
Besiños.
Publicar un comentario