Me encanta saber de ti.
Pero odio saberte feliz estando tan lejos de aquí.
Tan lejos de mí.
Te echo de menos como jamás pensé que se pudiera añorar a alguien.
Y me inundan los recuerdos a cada paso que doy.
¿Te acuerdas? Solíamos despedirnos siempre en el mismo punto, después de arduas horas de estudio o inolvidables clases de francés. Y siempre había abrazos a los pies de la rotonda de Gonzalez Llanos. Y aunque llegar hasta allí implicaba coger el camino más largo de vuelta a casa, siempre lo hacíamos. Porque lo que nos gustaba era alargar esa parte del camino que hacíamos juntos.
1 comentario:
no se cuando la nostalgia se puede llamar prematura lo unico que se es que me siento identificada con tus palabras y se que pronto sacaras algo positivo de todo...
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