Y es evidente que la noche y las circunstancias desfavorables influyen negativamente en el equilibrio mental de cualquier joven, especialmente cuando la bipolaridad atormenta a las pocas neuronas que la asolan. Y hasta el más insignificante detalle puede poner en marcha la bomba de relojería de las emociones inestables. Y hay abismos que abren más y más hondos cada segundo que transcurre. Y ella se asoma, y se tambalea, y resbala y siempre encuentra obstáculos para caer del todo y resulta que no hay ramas a las que agarrarse. En realidad, en lugar de eso hay manos extralargas que la sostienen y no sólo eso, sino que la levantan, la depositan en la superficie y se dedican a echar más y más tierra sobre ese agujero para que nunca jamás vuelva a abrirse. Y resulta que a la mañana siguiente. O quizás un par de días después nadie es capaz de diferenciar la tierra que cubre el agujero de la que pisan sus pies. Porque se ha endurecido tanto que resulta que el precipicio imaginario nunca existió.
1 comentario:
te entiendo tanto en eso de la bipolaridad....
y estropear la noche a alguien sin quererlo realmente solo dejandonos llevar por los sentimientos que nos ondan la barriga...
y hay que saber controlarlos
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