domingo, febrero 17, 2008

tremendo

No hay nada comparable a la sensación que me envuelve cuando me abrazas, cuando desde las puntas de mi pelo hasta las uñas de mis pies todas y cada una de mis moléculas se saben tuyas irremediablemente.
No cambio por nada el tener tus brazos rodeándome, el sentir tus besos en mi mejilla o mis manos en tu nuca.
Y sabernos imprescindibles. Y necesitarnos a pesar de todo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ke nunca te falten esos abrazos.
Un beso.

Olga.