Cada vez queda menos. Y sin saber cómo nos hemos plantado en la víspera de vuestra boda. Y yo me emociono como si fuera la hermana pequeña de alguno de los dos, o de ambos, porque lo que está claro es que sois mi familia por encima de todo aunque no haya lazos de sangre de por medio. Y estoy aquí, y lo estaré para lo que haga falta. Para preparar la iglesia para el gran acontecimiento, para comprar las velas que la novia quiere, para acompañar al novio a los recados prenupciales acompañados de la complicidad que siempre nos ha unido. Y es que este enlace me hace realmente feliz. Porque os quiero, porque sé que os queréis como pocos, porque vosotros me demostrais que existe lo que siempre soñé, porque sois mi ejemplo, mi esperanza, mi consuelo, mi referente. Porque os debo la mitad de mi existencia.
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