Siempre hay canciones. Siempre hay frases que hemos pronunciado a la vez, siguiendo las melodías de esos grupos que son de los dos, o tuyos y míos por separado. Siempre hay palabras. Y acordes. Siempre. Y nunca hay nada más. Y siempre hay mucho más.
La noria sigue girando. Nunca se para. Ni por ti, ni por mí. Siempre gira. Ininterrumpidamente. Haciendo círculos repetidamente. Haga frío o calor. Siempre. Y no podemos pararla. Aunque tú no estés. Aunque yo no esté. No le importa. La vida sigue girando. Siempre.
Y hay estrellas en el cielo. Siempre. Aunque sólo logremos verlas algunas noches. Ellas nos acompañan en silencio. A veces no nos damos cuenta. Y las vemos sin mirarlas. Y las miramos sin verlas. Y siempre nos hacen compañía.
A veces tengo alma de cantautora, pero me quedo a medias. Y no me atrevo a cantarle al mundo mis verdades, y a veces les canto las de otro. Quizás porque no sé musicar mi vida sola. Aunque todo sea una canción. Y sepamos cómo cantarla. Siempre. Aunque no nos atrevamos ni a susurrarla. Y tardaríamos una vida en escribirla. Pero aún así su música nos perseguirá siempre.
Debería guardar mis sentimientos en una de esas cajas de cartón en las que acumulo recuerdos de otras vidas. Y cerrarla en algún cajón del escritorio que no vaya a abrir en otras varias vidas, para que cuando la encuentre sonría recordando. Y mientras tanto, olvidarlos. Pero es inútil intentarlo, porque has de saber que estos y otros sentimientos son los que me conducen y me guían. Siempre. Para siempre. Aunque sea demasiado.
La noria sigue girando. Nunca se para. Ni por ti, ni por mí. Siempre gira. Ininterrumpidamente. Haciendo círculos repetidamente. Haga frío o calor. Siempre. Y no podemos pararla. Aunque tú no estés. Aunque yo no esté. No le importa. La vida sigue girando. Siempre.
Y hay estrellas en el cielo. Siempre. Aunque sólo logremos verlas algunas noches. Ellas nos acompañan en silencio. A veces no nos damos cuenta. Y las vemos sin mirarlas. Y las miramos sin verlas. Y siempre nos hacen compañía.
A veces tengo alma de cantautora, pero me quedo a medias. Y no me atrevo a cantarle al mundo mis verdades, y a veces les canto las de otro. Quizás porque no sé musicar mi vida sola. Aunque todo sea una canción. Y sepamos cómo cantarla. Siempre. Aunque no nos atrevamos ni a susurrarla. Y tardaríamos una vida en escribirla. Pero aún así su música nos perseguirá siempre.
Debería guardar mis sentimientos en una de esas cajas de cartón en las que acumulo recuerdos de otras vidas. Y cerrarla en algún cajón del escritorio que no vaya a abrir en otras varias vidas, para que cuando la encuentre sonría recordando. Y mientras tanto, olvidarlos. Pero es inútil intentarlo, porque has de saber que estos y otros sentimientos son los que me conducen y me guían. Siempre. Para siempre. Aunque sea demasiado.
3 comentarios:
a mí me da vergüenza cantar en público
o miedo
ya no sé
lo bueno es que todo siga, la noria, las estrellas, las canciones....
que todo siga así, pero sin llegar a acostumbrarse
;)
Publicar un comentario