Pensarte. Algo que hago demasiado a menudo. Estés o no estés cerca, mirándome, abrazándome o sonriéndome desde lejos. Es algo que no deja de ocurrir.
Imaginarnos muy lejos de este aquí que, a veces, nos hace tanto daño. Hablar de ese restaurante camboyano al que me llevarás cuando te vaya a visitar, o imaginarnos en un vietnamita de París en el que regalan a estudiantes belgas bolsas de plástico llenas de arroz tres delicias. A menudo me gusta pensarlo.
O cuando me preguntan cuál es mi debilidad. Y quisiera decir que eres tú pero no puedo. Y acabo respondiendo algo sobre una tableta de chocolate negro o una bolsa de palomitas de maíz recién hechas que huelen tan intensamente siempre.
Hoy sigo con catarro. De esos que no se curan hasta que llega la primavera probablemente. Y me refugio en mí y en mis lágrimas mezcladas con tu recuerdo. Y pienso, y recuerdo. Y sé que eres para mí más curativo que un jersey de lana de esos que tejen las abuelas para que sus nietos no pasen frío. O como una bufanda gris que sólamente tú quieres ver marrón. O mis gorras de invierno y los guantes que cambian la temperatura de mis manos frías.
¿Recuerdas cómo era antes? Claro que no. Tampoco yo lo recuerdo. Y es que desde que entraste en mi vida, nada volvió a ser lo que era.
5 comentarios:
uf...precioso fa
uf..pero uf
te quiero
y pensarte...
pensando en este tipo de cosas,
crea en mi una necesidad en aumento
de abrazarte fuerte, fuerte, y fuerte...
Te quiero pequeña.
Mua.
podria señalarte varias frases en concreto, pero me quedare con todo en general. tienes mucha razon.
Úrsula
mmmmmmmmh....restos de alguien acatarrado cubiertos con palomitas de chocolate negro y lana de abuela....mmmmmmmmmmmh.....riiiicoooooo
Me ha entrado el hambre así de repente fijastu!!!
El pensar en alguien, la esperanza o recuerdo tienen más fuerza que el mejor antigripal del mundo!!!
bico!
you´re so sexy, sexy sexyyyy
ay dios...
:S
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