Noches improvisadas. De cenas a cuatro manos. De debates sobre cine que no llevan a ninguna parte. De risas, música y bailes en la cocina. Charlas sobre el futuro incierto, o la responsabilidad de tener vidas a nuestro cargo. Disertaciones sin motivo. Falsas tomas falsas. Llueve afuera y hace frío. Nos quedamos en casa. Película que no nos convence, mantas y al sofá. Bodrios de Hollywood a oscuras. Vendavales de 120 km/hora. Fuera, viento y lluvia que golpea el cristal. Dentro, calor de hogar. Frases sin sentido. Sin que nadie tenga la culpa. Pero a pesar de todo, merece la pena regalarse una noche así.
2 comentarios:
esto sabe a mitiquismos
no digo más nada
y pensar que hay gente que rechaza vivir situaciones como esta...
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