Tiendo muchas veces la mano y, siempre que lo hago, es de corazón. Sobre todo a esas personas que se lo merecen más que nadie. A veces pienso que doy mucho a cambio de nada. Y a veces se me olvida que dar es la mejor forma de recibir.
A veces, un abrazo puede decir muchas cosas. Puede encerrar un "Gracias" velado o un tímido "esto era lo que estaba necesitando". Dar un abrazo es el mejor regalo que puedas recibir, cuando ese abrazo es sincero y es correspondido. Y, a veces, te recuerda que, por muchos años que pasen, has dejado una huella imborrable en aquellos a los que has dedicado tu tiempo y tu cariño.
Porque para vosotros mi mano siempre estará tendida y podeis estar seguros de que, como unos días atrás, jamás os soltaré.
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