Las rutinas aburren. Casi siempre. Incluso cuando te encanta tu trabajo. Y los lunes son duros. Aunque hay detalles que los hacen más llevaderos. Como que Pablo Montenegro te diga que te querrá siempre. Y mientras despegas los ojos y te quitas las legañas, comprendes que, esta vez sí, un amigo como él sería imposible volverlo a encontrar. O cruzarte con Sandra camino del trabajo, mientras ella va camino del suyo. Y sonreír, ambas, a pesar de ser lunes.
Y llegar un poco tarde al trabajo y escuchar los comentarios de Montero, o de algún Trillo, y que tu jefe llegue aún más tarde y no se entere. Y estar a punto de cumplir veinticinco años, con tu cuerpo en su peor momento. Y sin embargo, psicológica y emocionalmente, nunca has estado mejor. A pesar de los pesares.
1 comentario:
que guapa en la foto.
hay sensaciones que nunca se borran... espero que siempre tengas de las buenas...
besitos!
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