martes, abril 01, 2008

Carta a corazón abierto

Hoy hace seis meses y tres días que te marchaste. Y si todavía siguieras aquí, hoy cumplirías setenta y nueve años. Ni más ni menos.
Esta noche he tenido un cólico de barriga. De esos que te mantienen en vilo toda la noche, o buena parte de ella. De esos que no se pasan con una manta más ni remedios por el estilo.Mi cuerpo es sabio, demasiado. Sabe muy bien cuando dar la voz de alarma. Si supiera interpretar bien sus señales creo que no necesitaría mi agenda. El problema es saber que tipo de contrariedad se corresponde con cada patología.
Esta tarde tengo cita con el médico. Voy a pedirle esa analítica que debería haberme hecho hace meses, cuando hice del agobio y la sobrecarga de trabajos mi tónica cotidiana. Alguien me dijo ya cuando tú enfermaste que podría tener anemia. Casi un año después me lo siguen diciendo. Yo creo que no tengo nada de eso, pero nunca está de más comprobarlo. Al fin y al cabo, la salud es importante.
Las cosas han cambiado en estos meses. La familia ha cambiado. Y no sólamente porque haya bajado la media de edad desde que os fuisteis tu hermana y tú. Ella se marchó una semana y un día antes que tú, aunque no te llegaste a enterar de aquella. Supongo que ahora las dos entenderéis por qué.
Ya no soy la "pequeña" de la familia. La novia del "niño", tu nieto el mayor, tu ahijado, el niño de tus ojos, esa que él te decía que era la culpable de que llevara los pantalones rotos tiene una niña de seis años. Ahora están integradas en la familia, y tu nieto está hecho un padrazo. ¡Quién nos lo iba a decir! Nunca te lo dijimos, sabe Dios por qué. Querían ahorrarte el disgusto, ya sabemos que cuando uno se hace mayor se vuelve más conservador y hay ciertas cosas que no las ve bien. La niña es maravillosa, un poco traste, pero da mucha alegría. Fue la culpable de que estas Navidades no fueran terriblemente tristes, aunque desde luego muy atípicas. A veces pienso que te hubiera podido alegrar tus últimos tiempos, con sus ocurrencias, ya sabes como son los niños. Quién sabe. El caso es que hemos aprendido a no hacernos preguntas que nadie nos puede responder.
Tu otro nieto, el del medio, el cabeza loca, volvió a ser de las suyas y se independizó de repente de una manera un tanto brusca. Ahora las aguas han vuelto a su cauce, sigue independiente, pero todo va bien.
Y yo... qué puedo decir de mí. Concentré todos mis esfuerzos en mantenerme excesivamente ocupada para no hundirme demasiado. Fueron tiempos difíciles, y hubo otras circunstancias externas que no me lo pusieron nada fácil. Afortunadamente, con los años he aprendido a rodearme de buenos amigos, de los de verdad, de los que no fallan. Ahora tengo dos amigos de guardia que me acompañarían al fin del mundo y en los que confío plenamente. Gracias a ellos alcancé la serenidad que necesitaba, aunque no fue fácil. Muchas veces me he echado en cara cosas que no debería. No recuerdo haberte dicho que te quería ni una sola vez, al menos desde que me hice mayor. Nunca fui excesivamente cariñosa, y especialmente en los últimos tiempos. Aunque eras tú, y fuiste tú todo el tiempo, llegó un momento en el que me costaba reconocerte. Te cuidé lo mejor que supe. Pero comprendí demasiado pronto que esta vez no era como las demás. Que esta vez no iba a haber recuperación. Por eso me ponía tan nerviosa. Por eso gritaba. Por eso me enfadada. De ahí todas mis crisis nerviosas y mis ataques de histeria. No entendía como era la única que lo veía.
La víspera de aquel 29 de septiembre en el que nos dejaste comprendí que era el final. Y lloré, lloré lo que no estaba escrito. Sola. En casa. Mientras mamá y papá estaban en la residencia. Mamá no me dejó ir. Y por primera vez, pedí ayuda. Cogí el teléfono y llamé a mi mejor amigo. Necesitaba un abrazo. Y lo tuve. Y me consoló hasta que llegó papá. A día siguiente fui a verte. Estuve allí buena parte del día. Me acerqué varias veces a tu cama. No te dí un beso. No te dije nada. Estabas inconsciente ya, aunque quizás hubieras podido oírme. No importaba, ya estaba dedicido, no podíamos hacer más. Fui a la capilla y recé. Recé para que no sufrieras más. Esa misma noche nos dejaste para siempre. Y durante dos días y dos noches lloré sólo un par de veces más. El resto del tiempo me mantuve serena. Quizás la más serena de la familia, siendo la más pequeña, la más débil, la más indefensa. Ya lo había llorado todo la víspera, ya me había hundido y reflotado, ya llevaba demasiado tiempo sufriendo. Y con el paso de los meses he llorado mucho más. Y de hecho lloro escribiendo estas líneas. Pero sé que las lágrimas no son más que un mecanismo más. Y que si no hubiera vuelto a llorar desde aquella, no hubiera importado. Porque sabes que te quería. Y te quiero aún hoy. Aunque no te lo dijera.
Estés donde estés, Felicidades Abuela.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece lo mas increible y lo más bonito que has escrito nunca. Me has hecho emocionarme de una forma tremenda...

Lo peor es que no conocía la mayoría de las cosas que has pasado, por tu discrección o por mi distancia a la hora de hacer preguntas, y siento que nos estamos perdiendo muchas cosas el uno del otro...así que antes de arrepentirme quiero que esto no vuelva a pasar y volvamos a lo que hemos sido siempre...

Hermanos...

tkiero. un besazo.

chisko

Unknown dijo...

Como se notan a la legua las cosas que estan escritas con el corazon con la sinceridad del amor de una nieta a su abuela. Con la palpable amargura de tus ojos entreabiertos derramando algunas lagrimas.

Despues de leer tambien el coment de tu hermano, casi me da no se que dejarte mi coment aqui, este espacio hoy es maas familiar que nunca.

Así que solo te dejo esto, mi habitual besito y un ratin de silencio

Pilar

eFe dijo...

en realidad
al decir hermanos se refiere más a un sentimiento que a una realidad

hija única que ha sido siempre una ...

Anónimo dijo...

Ke bonito y emotivo este texto.
Me encanta.
Ella está contigo, esté donde esté.

Un beso grande Fátima.

Olga.

Anónimo dijo...

y se me pone la piel de gallina.

Anónimo dijo...

yo tb no dije muchas cosas.

Úrsula