domingo, diciembre 30, 2007

Ultimando el año

2007 se termina. El año de los agobios, de la incapacidad, de la impotencia, de los llantos, de las no fuerzas, del dolor, de la incomprensiónm de los reproches, de las distancias, de los apoyos, de los encuentros, del amor sin querer, de las sonrisas buscadas, de las risas espontáneas, de las desapetencias, de la desmotivación, de la superación día tras día.
Y se acaba sin avisar, sin decir adios, sin pedir permiso, igual que cuando llegó. Y recuerdo el principio de año como un presagio de lo que iba a pasar. Porque esa noche fue como el año que le siguió: un mar de desesperación en el que sólo encontré dos salvavidas, y el último de ellos, sorprendentemente fuiste tú.
No aspiraba a nada más, no pude pedirte nada, nunca lo hice. Y tú me lo diste todo sin saber cómo. Quizás no todo lo que yo ansiaba, pero sí todo lo que eras capaz, y eso es mucho más de lo que yo podría esperar o merecer.
Y no puedo pedir más, y no puedo decir más. Ya sabes de sobra todo lo que callo. Ya intuyes en tu corazón todo lo que el mío siente, aunque no te lo acabes de creer. Sólo sé que ya eres parte de mí, que recurro a ti cuando me siento debil y desprotegida y, de alguna forma, eres capaz de arroparme incluso sin estar a mi lado. Y te siento cerca, y a veces se nos olvida lo que nos separa porque es mucho más fuerte lo que nos une. Y lo seguirá siendo.
Y hoy por hoy siento que no puedo dejar de agradecerte que seas ese referente, ese apoyo, ese mar de dudas, esa pregunta constante, esa sonrisa escondida, esa fuerza oculta, ese amor imposible que a ratos me parece posible.
Y he pensado que siendo Navidad [y en Navidad hay que decir la Verdad] mañana quiero despedir el año contigo, aunque sea antes de tiempo con un abrazo y un te quiero que sepa simplemente a lo que tú quieras que sepa.

jueves, diciembre 27, 2007

Los malos tiempos también acaban. Incluso para mí. La Navidad también es ilusión. Sobre todo desde que Tú eres esa sonrisa en mis labios que me endulza la vida.

sábado, diciembre 22, 2007

Siempre disponible

Tengo la sensación de que llevas toda la vida a mi lado, quizás porque he comprendido que eres lo que he estado buscando a lo largo de mi existencia. Y mientras te miro pienso que todavía nos queda todo por vivir, y muchos sueños y recuerdos que compartir. Pero lo que no deja de sorprenderme es esa capacidad que tienes de hacer que me sienta especial sin serlo, porque hasta en los peores momentos en los que no estás para nadie, siempre tienes una sonrisa que regalarme para hacerme olvidar que no soy todo lo capaz que debería.

viernes, diciembre 21, 2007

Con el paso de los años

Es curioso. Hay días en los que me sorprende la reflexión de una juventud que a menudo parece gastada. Los veintitantos que a los ancianos les parece el inicio de la vida, a menudo nos hace ver que hay épocas que jamás se repetirán. Recuerdos de adolescencia que sucedieron ayer y se nos antojan lejanos en esencia. Tardes multitudinarias en los mismos lugares siempre, compartiendo rutinas que de aquella nos parecían eternas, y sin embargo felices.
Mañana de festivo en un aula de estudio que no está precisamente vacía. Y en ella, simultáneamente, dos ejemplos de cómo pueden cambiar las cosas, o no hacerlo tanto. Dos pandillas de jóvenes que en un tiempo fueron similares, y que evolucionaron también de forma similar, de la única forma que se permite en esta pequeña parte del mundo. Las multitudes del instituto jamás perduran de la misma manera y se acaban resquebrajando una, cuatro o diez veces.
En una mesa tres jóvenes de una de ellas cuya amistad todavía perdura, como antes y quizás para siempre. En ella, sentada a su lado otra joven de la otra pandilla. Curiosamente no se conocieron en el momento de las multitudes que ya no existen, y ahora han entablado relación por circunstancias de la vida, desarrollando simpatías y empatías, e incluso en algún caso una buena amistad.
Dos mesas detrás de ella otra joven. Como ella, años atrás había dejado de lado esa forma endogámica de relacionarse que la ponía nerviosa. Pero finalmente, también ella había recaído en una situación parecida a la que habría dejado atrás, aunque a otro nivel. Y se había alejado del primer grupo, pero también de la primera escisión de él. Ahora, demasiado a menudo se sentía sola, y no sabía como ponerle remedio sin pedir perdón, o ni tan siquiera pidiéndolo.
En una de las mesas del fondo acaba de sentarse otra chica. Ella aguantó mucho más tiempo aquella situación forzada de estar juntos por costumbre, pero un cambio en su vida le hizo romper con todo. Ahora, de vez en cuando se encuentra con alguno de ellos, y sonríe. Al entrar, también saludó con una sonrisa a la joven que estaba acompañada. A la que estaba sola ni siquiera la vio. Curiosamente, a ésta última sí le unió una amistad, aunque tan sólo fuera en la infancia.
Es curioso ver lo que el paso de los años provoca en las personas. Tres chicas que no hace demasiado tiempo compartían cenas, juegos, charlas, confidencias, noches de juerga y celebraciones de obligado cumplimiento hoy están a años luz sin salir de la misma sala. Al menos todavía les queda alguna sonrisa, aunque sea tímida.

martes, diciembre 18, 2007

Y si ...

¿Y si va a ser verdad que hay algo en mí que no funciona como debería?
¿Y si mis altibajos no son pasajeros?
¿Y si no encuentro la motivación?
¿Y si dejo de buscarla?

lunes, diciembre 17, 2007

sobreviviendo

Sobreviviendo. Sobrellevando quién sabe cuántas cargas creadas por sí misma o adquiridas en el transcurso de la historia de su vida. Solía decir que no encontraba motivación, que le sobraban obstáculos, que le faltaban ganas para seguir y seguir y nunca parar. No sabía cómo se había convertido en aquello de lo que siempre quiso huir. Nunca lo supo explicar. Nunca lo pudo entender. Y escapaba de sí misma en cada reviravuelta que le ofrecía ese destino en el que nunca creyó. La chica que jamás confió en la casualidad, esa era ella. La de los dogmas como pilares de hormigón y la fe de diamante macizo. No siempre se atrevió a vivir jugando todas sus cartas. Quizás, quizás nunca lo intentó. O no supo elegir. O eligió de más. Siempre callada, nunca en silencio. Así pasaron los años sin vivir de verdad. Y llorando demasiado a menudo cuando todos los demás se ocupaban de no mirar.

sábado, diciembre 15, 2007

Frío


Ayer fue el día más frío en lo que llevamos de temporada. Se ve que el invierno ha llegado sin avisar y con una semana de adelanto.
Yo ni siquiera me di cuenta.
Sería porque estaba a tu lado.

jueves, diciembre 13, 2007

-No me digas eso.
-Es desde el cariño y el respeto.
-Me encanta cuando dices eso ...

martes, diciembre 11, 2007

Tú&Mis Rutinas

Ni yo soy Amelie
ni tú un francés de esos que montan en bicicleta de fotomatón en fotomatón.
Pero hay cosas simples que me hacen sonreír.
Porque viniendo de tí hasta el más insignificante detalle es un mundo.
Y no puedo evitarlo.

jueves, diciembre 06, 2007

bipolaridad

Hay tardes en las que Rosana me dice lo que pasa por mi cabeza cuando yo no soy capaz de escucharme a mí misma. Y tarareo versos de Benedetti que nunca dejaron de ser míos. Humedad en los ojos en distintos momentos de la tarde por distintas causas y motivos, y a la vez, por ninguno. Sentir que se me agotan las ideas, que llego al límite de mis posibilidades y que cada vez soy más incapaz. Y al instante, empezar a confiar en mí, simplemente porque me has regalado una sonrisa, porque mi raciocinio ha decidido salir a la luz o por saber que siempre habrá alguien que crea en nosotros. Aunque tú no lo entiendas.

martes, diciembre 04, 2007

demasiadas cosas

Sonrisas tímidas, como si dijeran palabras de aliento. Piruletas con un trebol verde irlandés dibujadas, el postre perfecto. Agobios compartidos que se hacen a medias. Visitas intempestivas. Motivación basada en la confianza en el éxito. Anécdotas caseras. Encuentros curiosos. Miradas cómplices. Burlas lengüeteras. Chismes cotidianos. Apoyos. Y rutinas rotas.

domingo, diciembre 02, 2007

Diciembre

La primera mañana de Navidad se me echa encima como si el Otoño no quisiera dejarse ir y entre la Soledad de la espera de un Sábado lluvioso pienso que me ha gustado compartir contigo los últimos días de Noviembre, que terminó sin darnos tiempo a asimilar lo que habían cambiado las cosas desde la última vez que nos sorprendió conociéndonos

sábado, diciembre 01, 2007

cartas que nunca llegan

Hay una música que suena de fondo en mis oídos, son baladas de algún cantante romántico de estos del nuevo siglo. Tú continúas en el mismo lugar de siempre, como yo. También hay un cantautor mestizo que dice las cosas que yo me callo. Quizás él sepa mejor que tú las sensaciones que me provocas. O por lo menos lo aparenta. Y en cada acorde que sale de su guitarra recuerdo alguna de tus sonrisas. Todo lo envuelves, hoy como ayer. Y sé que hay cosas que sólo se apagan con el tiempo, pero también que no todas las pasiones mueren ahogadas en el mar de los imposibles. Y he aprendido que el paso de los meses es la cuna de mis sentimientos y que no sirven de nada los “ya se me pasará”. Hay cosas que nunca entenderé hasta que tú me las cuentes, y la mayoría, sin ti, ni siquiera tienen sentido. Y me conformo con lo mucho que me ofreces, aunque pudiera saberme a poco.