Saber que no puedo ni debo depender de ti para estar tranquila, que tengo que ser yo quien cree mi propia felicidad al margen de tu simple presencia. Sentir que la palabra amigo se me queda pequeña cuando hablo de ti. No dejar de agradecerte que si no me siento ya nuca sola es por ti. Aunque te marchas. Porque, pese a todo, me quieres. Y te quiero.
[tan obcecada estaba pensando en cuánto te necesitaba que no supe ver cuánto me necesitabas]